Luego escucho la radio y uno dice que la Sinde es una inútil y un instrumento del diablo. Otro que Zapatero es un matao y un tipo deleznable. Y otros hablan de Belén Esteban. Una advenediza chunga y paleta que hace dinero vendiendo su vida y emociones al montón.
En la cola del INEM, estoy seguro, se trata a Mourinho como a un gestor torpe que está arruinando la tradición incólume del fútbol matritense. O de Torrente, que es una porquería soez. Y otros hablarán de las grandes castañas en las que actúa Nicholas Cage, de las mierdas que canta Justin Bieber y de la ligereza de cascos de Paris Hilton.
Pero a mí, que también me lanzo a la maledicencia como si me fuese la vida en ello, se me aparecen otros pensamientos a la vez que los anteriores. Y son, por ejemplo, los siguientes: Nunca he hecho un vídeo que vean millones de personas, aunque yo canto mal, me gusta salir de juerga los viernes y elegir el sitio del coche en el que me siento. Y tampoco he llegado a ministro o a presidente. Ni arrastro a legiones de fans detrás de las historias de mi vida insulsa. Tampoco sé de fútbol, ni gano millones con películas de mal gusto. Ni me contratan en Hollywood, ni las jóvenes se desgarran las bragas escuchando discos que no he grabado, ni tengo un perfume con mi nombre o un avión privado.
Y entonces me pregunto yo quién es el que lo ha hecho tan mal.
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