martes, diciembre 14, 2010

Sopa de letras

Como castigo por no acudir a la última huelga general, me obligué a leer la reforma laboral, ésta me condujo al estatuto de los trabajadores y, la verdad, al final tanto papel me llevó a un desánimo legal tal que acabé poniéndome a ver Eastbound and Down.
No obstante, antes de mostrar tal flaqueza en mi integridad, leí un buen pedazo del asunto. Tanto como para darme cuenta de que todo forma parte de un chiste bastante siniestro. El gobierno, con su buena disposición, reparte para todos intentando complacer al orbe entero. A los trabajadores nos entrega un documento lleno de bonitas palabras y publicado en el B.O.E. lo que no es poca cosa. A los empresarios, les da el mismo documento pero en clave de sopa de letras. Donde los curritos leemos de corrido, como nos enseñaron en la LOGSE, los empresarios, esos avispados, leen en diagonal, hacia atrás y con saltos de caballo van hacia arriba y hacia abajo. Como ellos además tienen abogados, son capaces de saber que donde pone chuleta, realmente quiere decir pescao azul.
Cuando leo fomentar el trabajo de los jóvenes, veo a becarios con condiciones laborales lamentables. Cuando leo I+D, veo a mis jefes frotándose las manos con los beneficios de proyectos hechos aprisa y sin calidad. Cuando leo abaratar el despido, ahí sí veo que en ocasiones yo también entiendo las cosas como los empresarios. En fin, que aquí lo que hace falta es cambiar la perspectiva. No necesitamos una reforma laboral, necesitamos una reforma moral. Cambiar de una vez la idiosincrasia de un país escaso de compromiso. Los empresarios persiguen el pelotazo y los trabajadores, bastante desmotivados, trabajamos sin ganas y por un sueldo menguante, justificando la desidia en las crisis: la económica, la de valores, la humana…
No sé cómo se arregla un país. Pero éste, me da a mí, necesita algo más que un encalado. Algo así como empezarlo desde los cimientos, y con tecnología extranjera.

3 comentarios:

  1. Has dado en la tecla, pero cambiar la idiosincrasia es cambiar el mundo.Algunos lo intentaron, otros intentaron que la gente supiera q lo estaban intentando y su propia idiosincrasia les arrastro. En fin, magnifica reflexion la tuya.

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  2. Hace años leí el escalofriante dato que en los últimos diez años (anteriores a la crisis, es decir en tiempo de bonanza) el beneficio de las grandes empresas españolas (ibex) había subido de media por encima del 30% mientras que en ese mismo periodo el poder adquisitivo de los trabajadores de esas mismas empresas era prácticamente el mismo (tenía en realidad un pequeño descenso).

    ¿Dónde está ese dinero hoy?

    ¿Ese es el modelo? ¿Lo mejor que me puede pasar como trabajador es quedarme como estoy? ¿Esa es la situación ideal? ¿Para eso tengo que trabajar más y mejor ganando menos? ¿Para eso y para que además tenga que sacarme un seguro médico, hacer un plan de pensiones y tener que llevar a mis hijos a un colegio de curas porque mis impuestos van a pagar gilipolleces? ¿Con eso me tengo que motivar? ¿Dónde cojones se ha ido el dinero de la bonanza?

    ¿Por qué si las grandes empresas españolas manejan números a nivel europeo los trabajadores de las mismas manejan números que son la mitad?

    Insisto, ¿dónde cojones se ha ido el dinero?

    Llevo demasiado tiempo trabajando como para no saber que todo es una patraña. Llevo demasiado tiempo aquí como para saber que el porcentaje alto de paro les viene de lujo a los propios empresarios para abusar de la situación. ¿No lo quieres? Que te den por culo porque tengo a 100 detrás dispuestos a cobrar menos y tragársela hasta el fondo.

    La idiosincrasia empresarial española está construida (salvo mínimas excepciones) sobre el amiguismo (ay, esas privatizaciones) y la precariedad del currela como norma y ahí radica su éxito. El espíritu del Lazarillo. No es 1 + 1 + el valor añadido = 3. Es más bien 1 +1 + prevaricación + lo que te quito a ti =4 (pero declaro 1). Las empresas pequeñas (la mayoría) viven de las grandes y de las reglas que estos marcan (parecidas a lo que hacen con sus empleados) o por contra lo que es peor, de la administración politizada y corrupta. Así están las pobres.

    Ultracapitalismo y españolismo. Combinación ganadora.

    Desde luego que hay que empezar por los cimientos pero está claro los primero que hay que tocar.

    Un saludo,

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  3. Horrible, desvergüenza total y falta de miras. No sé si existe, honestamente, la voluntad de hacer negocio y a la vez promover que el país evolucione. Yo he tenido la suerte (buena y mala a partes iguales) de trabajar en empresas demasiado grandes, en las que en un momento dado la avaricia bursátil prima sobre la consecución exitosa del trabajo. El otro día le preguntaba a un director de proyecto acerca de quién se encargaba de garantizar la calidad de los proyectos en nuestra empresa, a la vista de las mierdas que hacemos, cuando me metía prisa para acabar cosas que no se han terminado porque no contaban para sus números. La respuesta una risa tonta y nerviosa. Es lamentable que desde el currito medio hacia arriba, los únicos motores que nos mueven sean de carácter exclusivamente personal, se acabó la conciencia de clase, la lucha obrera y todos esos términos que tan bien sonaban cuando los decían nuestros padres. Unos agacharán la cabeza abrumados por el peso de la hipoteca y otros por su ánimo arribista. Pero entre unos y otros, estamos convirtiéndonos en un país de acobardados. Yo me arrogo mi parte, por supuesto. Pero creo que al menos hay que empezar por sentirse culpable, y me temo que aquí hay más autocomplacencia que remordimiento.
    Feliz 2011.

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