El Ratón de Lavadora
El ratón de lavadora es un roedor diminuto originario de Asia oriental. Su cuerpo, extremadamente plano, está cubierto por un tupido pelaje metalizado moteado de pintas negras. Su hocico chato alberga una mandíbula con setecientos colmillos planos y afilados. Tiene dos rabos que no paran de juguetear, entrelazándose y desenroscándose sin tregua. De la tripa le nacen siete ventosas, dieciocho garfios y cuatro pequeños muñones, que le sirven de patas. Las ventosas se adhieren a cualquier superficie lisa y es prácticamente imposible despegar al animal de ésta, llegando a desgarrarse las ventosas del cuerpo si se intenta arrancarlo con brusquedad. Cuando el ratón de lavadora pierde una de sus ventosas emite un aullido similar al chirrido metálico de un mecanismo viejo. Después deja de respirar y su corazón para de latir. Ha muerto. Sólo cuando el ratón de lavadora muere con todas sus ventosas, aunque sea aplastado a escobazos, lo hace de manera plácida, exhalando un susurro apenas audible.
Este pequeño roedor habita en las cubetas de las lavadoras. Cuando el animal detecta una presencia ajena, en general una mano o dos, se aplasta contra la pared de la cubeta, a la que se agarra con todos sus garfios. El tono de su pelaje lo camufla y lo hace invisible al ser humano, que sólo es capaz de encontrarlo si dedica tiempo y perseverancia en esta tarea.
El ratón de lavadora se alimenta de calcetines. No necesita muchos para sobrevivir, a lo sumo uno a la semana. Su instinto sólo le obliga a comer lo justo y, si su metabolismo no lo requiere, no roe más que lo necesario. El ratón de lavadora es la razón, ignorada por la mayoría, de que tantos calcetines queden desparejos y de que muchos pulgares y talones escapen de la tiranía de la lana y el algodón a través de los tomates
El Mnemófago
Los mnemófagos se alimentan indistintamente con retales de canciones, códigos secretos de tarjetas de crédito, versos de poesías releídas en mil ocasiones, el nombre de aquel compañero de trabajo que se sienta junto a la fotocopiadora, números de teléfono, títulos de películas, rostros de actores y actrices, fechas de cumpleaños, fórmulas físicas, algoritmos matemáticos y leyes y normas, reglas de ortografía y recetas de cocina, matrículas de coche y también del sonido de las olas y del tacto suave de la piel del durazno.
Si una persona intenta en vano recordar lo que el mnemófago ha digerido, éste se cristaliza durante unos minutos y hace imposible recuperar la evocación perdida. Si el esfuerzo por traer a la memoria el recuerdo fagocitado es intenso, el gusano lo regurgita lentamente, dejando primero leves rastros en la punta de la lengua y quizá, más tarde, liberándolo en cualquier calle transitada de nuestro cerebro.
Las enciclopedias, las sopas de letras y los tests psicotécnicos son los enemigos naturales y reconocidos del mnemófago. Desde la creación de Internet, los mnemófagos viven sus horas más bajas y ya sólo se alimentan de las leyendas que sus padres y sus abuelos forjaron en la historia nunca escrita de la desmemoria.
El León Vegano
Este insecto microscópico se alimenta de la sangre del mosquito común clavando su aguijón en el lomo de éste y libando con suma delectación. Su picadura provoca un placer casi orgásmico en el mosquito común, que sigue sin entender por qué muchos de sus congéneres mueren de un manotazo cuando intentan complacer al ser humano.
Me encanta la idea de inventar historias para hechos que ya tienen su propia explicacion :)
ResponderEliminar¿Has oido hablar alguna vez de este libro?: Las Cosmicomicas, de Italo Calvino
http://www.4shared.com/file/19074372/9683c5cd/Italo_Calvino_-_Las_Cosmicomicas.html
Saludos ;)
Gracias por el comentario y por el link. Ya lo tengo en la pantalla, voy a mirarlo.
ResponderEliminarDe Calvino sólo he leído El Barón Rampante y un libro de relatos, creo que "La Gran Bonanza de las Antillas", el primero magnífico. El segundo, la verdad, ni lo recuerdo.