Salgo atribulado de la oficina, intentando permanecer indemne tras las continuas agresiones a la honestidad que se perpetran en esta obra maldita y me encuentro con lindezas como la de la foto. Al menos me da la risa un rato.
Advertencia:
Vivimos atemorizados por la gripe del pollo, por la amenaza terrorista, por el choque de meteoritos díscolos, por el estatuto catalán y por el colesterol malo (bueno es sólo el del jamón, aunque atore las arterias). Sólo digo que alguien debería observar atentamente a las ingenierías. Desde dentro dan miedo. En ellas trabaja gente como yo. Sólo eso es suficiente para desconfiar. ¿No crees?
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